Esta reflexión que podría parecer extremadamente simplista, encierra la eterna lucha entre las dos ciudades, las dos culturas por antonomasia de la moda. Estas ciudades haciéndose extensivo a sus respectivos países, libran batalla tras batalla sin que nadie haya conseguido ganar la guerra, por lo menos de momento.
La actualidad refleja una disputa desigual donde París y su moda lleva unos años siendo la abanderada de la moda. Con el resurgimiento de parte de sus grandes casas, ha tomado la delantera a una moda italiana quizá un poco estancada.
Dicen que las soluciones drásticas son mas fáciles de tomar cuando nada tienes que perder . Esto ha llevado a casas como NINA RICCI, BALMAIN, LANVIN... con la ayuda de talentosos diseñadores sacar a flote y poner en la cima sus derruidas estructuras.
Este resurgimiento ha sido magníficamente planteado, siendo fiel reflejo de una manera de ser y de vestir que define a la mujer parisina, esto es, sexi sin ser hortera, chic sin ser recargada y sobre todo muy MADEMOISELLE.
Por contra Italia, con una moda desde lo industrial impecable, ha flojeado en lo estético, o bien esa estética se ha quedado caduca, todo esta salvando muchas y ricas excepciones como DOLCE, PRADA, GUCCI, MARNI....
Punto aparte en este panorama fashionístico, están esas casas italianas que si permanecen muy de moda, pero que se definen como afrancesadas en su concepto MIU MIU, o la anterior citada MARNI.
Lo cierto y sin bajar al profesionalizado mundo de la pasarela, constatamos que a pie de calle se da por hecho que París se ha situado por encima de la moda italiana . Y decimos París, porque así como en Italia todo el país goza de un culto por el mundo moda (obviamente con Milán como cabeza visible) , Francia es París.
Ahhh y ahora llegan los Estadounidenses .... vaya locura.
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